Bilbao está sitiado y próximo a caer. Krispín decide abandonar su permanente huída hacia el oeste; deja a Locuras en el Izarra, y vuelve sobre sus pasos para trabajar en Ondarroa, próximo a Saturrarán, cerca de su mujer e hijo presos en la Cárcel Nacional. Tendrá que atravesar las líneas nacionales e intentar sortear los peligros que acechan en su recorrido.
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Columna de prisioneros nacionales conducidos por los gudaris en Bilbao a las líneas franquistas para evitar que sean fusilados por exaltados.
Saturrarán 1936. Arte Activo Ediciones
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