FUE AYER
Dejar que los veranos nos invadan
frecuencias y vacíos luminosos
ceremoniosos campos de amapolas
caballos por los siglos de los montes
y el desorden natural de las nubes
bajo un misterioso cielo cegador.
Al fondo del paisaje permanece
descolorido el rojo rústico de la sangre
los nombres de la guerra y de la muerte
sin acontecimientos,
como puede sonar la verdad en un cuadro
de flores secas y muñecos ennegrecidos.
Niños de negro por las playas y escorrentías,
personajes tras la oscuridad de matorrales
y la zozobra de jóvenes madres con hijos
encarcelados tras las tapias, sin fin humano.
Paisaje de sombras, luz de la historia,
vago horizonte de roca negra, y soledad.
Las luces de la tarde amarillean
el oleaje de la vida, ¿cuántos, quiénes
dejaron allí sus platos de loza,
sus cubiertos y servilletas sobre las mesas
de metal pensando que volverían?
Pasa la luz y deja todos los restos tristes.
MJBeristain.
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Mañana empezamos a colgar una nuevos capítulos de otra obra. Mientras puedes leer Relatos Amables en esta misma página
Dices que es una novela y me preguntó el poque de que no te atreves a tipificar tú obra como historia novelada. Su lectura deja un regusto amargo, de miseria humana,…y la descripcion de algo de dignidad humana en aquéllos a quienes fue negada.
Gr ácidas por recordarnos lo que fue, para que no se nos olvidé.
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Gracias Jose Ramón, no me atrevo a novelar la Historia, no tengo los conocimeintos suficientes. El tema es muy duro, pretendí suavizarlo; de hecho rebajé cifras y quité escenas. Cómo reducir el dolor de los Niños de la Guerra, de Gernika o el secuestro de Saturrarán. Todo es cierto, es historia. La segunda parte que ahora escribo es más relajada y dinámica.
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