De mi libro Besos de Pez. Arte Activo Ediciones
Dos amigos, fanáticos pescadores sin triunfos, tienen la suerte de compartir una noche de pesca con un depredador de lubinas nato: hombre de pocas palabras, traje de neopreno hasta los sobacos, gorra con rapalas colgando, cicatriz en la mejilla de algún anzuelo mal lanzado y lengua para chupar cuarenta metros de pita para descubrir la menor anomalía. Qué fantasía